La democracia en este siglo se ve enfrentada a la disyuntiva de un antagonista paradójico, el saber. Éste, reservado para algunos, se ve dividido en subespecialidades y esto restringe que la mayoría de la sociedad se vea involucrada en la toma de decisiones que les corresponde, refiriéndonos con esto a los asuntos de aspectos públicos y sociales.
Viendo esto en profundidad podemos observar cómo el hecho de la fragmentación del conocimiento ha llevado a que se sepa cómo solucionar en cierta situación específica, pero cuando lo sacamos de dicho contexto perdemos total rumbo de soluciones. Así seguimos restringiendo estos conocimientos a un grupo parcializado de individuos, haciendo del saber algo oculto, reservado y casi elitista, ya que está disponible sólo para aquellos que pueden conseguirlo. De este modo, el ciudadano promedio queda desprotegido ante la ignorancia de los temas que lo atañen incluso a él/ella mismo. Morin plantea como ejemplo la bomba atómica, que bien es uno de los mejores pues expresa el hecho de que esta arma letal es detonada por un jefe de Estado, sin previa consulta democrática a los individuos, haciendo de su decisión, la decisión de todos.
Así mismo la tecnoburocracia (llamada también tecnocracia) aísla aún más a los ciudadanos no especializados. La tecnocracia es en sí "el gobierno de los técnicos" por lo que involuntariamente la sociedad se va aislando de los compromisos consigo misma, ya que al perder el derecho de opinar, pierde además el deber de compromiso y se olvida su importante rol dentro de su propio funcionamiento. De esto la tecnocracia toma partido y pasa a reemplazar las opiniones de los individuos, sin considerarlos, dejando de lado sus necesidades y requerimientos, además de su voto en las decisiones clave dentro de la sociedad.
Es este el gran problema al que se enfrenta la democracia al momento de adentrarse en la actualidad. La fragmentación del saber entregado crea dos clases de individuos: los conocedores (quienes realmente sólo poseen una parte del conocimiento necesario) y los ignorantes (parte de la sociedad que no posee mayores conocimientos acerca de los temas que le atañen). Es de esta forma como los ciudadanos quedan cada vez más excluidos del ámbito político pues éste se encuentra "dominado" por especialistas, dejando así la democracia a un lado, debilitándola y pasando a segundo plano.
Es en este contexto que las sociedades democráticas se ven en la necesidad de regenerar la democracia o adaptarla a la actualidad, en consideración de que otras sociedades necesitan la generación de la democracia, se necesita una nueva idea de ésta que pueda servir de base y ejemplo para la democratización de aquellas sociedades aún autoritarias. Es aquí donde entra en juego el desarrollo del civismo y el entendimiento y la aplicación de la antropo-ética.
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