Como ya ha sido mencionado, la humanidad es una parte de la antropo-ética que abarca al vínculo entre el individuo de forma particular y la especie humana vista como un todo. Esta última debe trabajar para concientizarse en el ámbito participativo de los individuos y las sociedades, además de su función biológico-reproductora, para crear la Humanidad como un factor de conciencia y afabilidad de los individuos entre sí.
La Humanidad es un término que ha pasado de lo abstracto a lo concreto, y dejó de ser simplemente algo biológico. Como Morin expone, la Humanidad y no es más la idea de algo sin raíces, ahora se encuentra enraizada en la Tierra, como su patria, añade que ha dejado de ser una noción abstracta y es una realidad que se ve en peligro día a día en la actualidad. Además, dice de la Humanidad que dejó de ser tan sólo un ideal sino que es ahora una meta y la conciencia humana es la única vía hacia ella. La Humanidad es, desde un punto de vista ético, lo que debe ser realizado por todos y cada uno, considerando además que esta es la forma más viable de mantenerla a salvo.
En contrapartida con la Humanidad existen otros actos, como la barbarie, la opresión, el maltrato, la esclavización, entre otros, que pertenecen al planeta desde luego de su concepción y para los cuales aún no se da solución. He aquí que la antropo-ética puede entrar en juego funcionando de manera que civilice a los individuos creando mayor conciencia en ellos.
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