Desde las más antiguas civilizaciones se ha tenido en cuenta la relación entre estos dos términos de la triada. El autor Publius Terence Afer (escritor italiano antes de la era cristiana) lo destaca en la frase: "Soy humano, nada de lo que es humano me es extraño" de su libro Enemigo de sí mismo.
Destaca junto con ello, la antropo-ética (humanización del hombre y conciencia de su vida en/con la sociedad) la cual ha sido burdamente tapizada con otro tipo de éticas diversas y algunas poco claras, a pesar de ello, esta ética ha sabido permanecer dentro de las grandes religiones universalistas (practicantes de la doctrina que apoya la creación de un estado universal) y reformarse dentro de las éticas de la misma doctrina, así como en el humanismo (base de su funcionamiento), en los derechos humanos, que reafirman la postura de esta ética, y en el imperativo categórico de Immanuel Kant.
Este concepto planteado por el filósofo y profesor prusiano hace referencia a que la moral del ser humano debe poder reducirse a un solo mandamiento racional desde el cual se puedan deducir las otras responsabilidades humanas. Así, Kant exponía que la geografía de la Tierra impone a la raza humana ante un principio de acogimiento universal al prójimo, sin distinciones, poniendo en el tapete la solidaridad, lo que es, según Morin, parte vital de la ciudadanía terrestre, el identificarse, el identificarse con otro y asociarse con su existencia en la misma especie.
graciass
ResponderEliminarClaro y preciso, muy bien.
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